miércoles, diciembre 19, 2007

Renacimiento.

Y no hablo de la época renacentista, ni tampoco de mi blog (aunque buena falta le hacía).

Visitando a mi amigo E en Munich, la ciudad que ha sido su residencia desde el año pasado, descubrí cosas maravillosas: parques que lucían alfombras de hojas tostadas, piedras plagadas de historia, música que resuena en los portales. Y de todas ellas, la que más me fascinó fue la historia de la ciudad Olímpica.

No sé si la conocéis, pero el estadio es una genialidad arquitectónica rodeada por una montaña. De hecho, la montaña rodea toda la ciudad Olímpica. Ni si quiera había reparado en ella, cuando E me dijo:

- ¿Sabes? Esto no es una montaña de verdad: es articifial. Los alemanes la construyeron con los escombros de la guerra. Cada vez que salían de sus casa o paseaban por la calle y se encontraban algún escombro, lo acercaban unos metros en dirección a éste lugar. Y así, poco a poco y entre todos, consiguieron reunir todos los desperdicios en el mismo sitio, y con ellos construyeron la montaña. Así que si escarbases un poco, encontrarías eso: escombros.

La noticia me dejó totalmente sorprendida, y me puse a pensar.

En la vida a veces nos ocurren cosas que nos hunden completamente. Al superarlas, normalmente dejan de forma inevitable un reguero de escombros emocionales, restos que pensamos que permanecerán siempre ocupando un hueco en nuestro corazón, nuestra alma, o lo que sea (llamadlo "X"), y que no podrá ser sustituido por buenos recuerdos o tardes de chocolate blanco y películas de Woody Allen.

Sin embargo, creo que ésta es una de las ocasiones en la que podemos aprender de la historia, y de como el pueblo alemán construyó algo hermoso con restos de una desgracia.

Os animo a todos a hacer acopio de fuerzas y valor, para que la próxima vez que la vida os deje restos desagradables, los utilicéis para levantar sobre ellos algo que sí merezca ocupar un hueco en lo que llameís "X".

viernes, septiembre 28, 2007

Sinceramente

Cada vez que alguien me dice: "Mira, te voy a ser sincero", lo primero que se me pasa por la cabeza es: "¿Pero se puede saber qué te he hecho yo? ¿Por qué me odias hasta ese punto?".

Y es que la sinceridad, aunque está estratégicamente escondida entre las virtudes, es un arma. Una muy poderosa, pero camuflada. Como llevar una metralleta en la funda de una guitarra, que al principio parece inocente y bonita, y te crea ilusiones y te hace pensar que te van a tocar una serenata, cuando de repente... ¡PUM! Muedto.

Un ejemplo práctico: estás en una fiesta. LLevas una copa en al mano, te has pintado los labios, rebosas seguridad en tí misma, te ríes de los chistes de la gente, tonteas un poco con el chico que está al lado del equipo de música, que te sonríe... Y entonces tu amiga se acerca, te da dos besos, y te dice:

- Mira cielo, te voy a ser sincera, porque eres mi amiga y creo que deberías saberlo: ese vestido te queda como el culo.

Pero bueno, ¿se puede saber para que c*** me dices eso ahora? ¿Es que acaso tiene arreglo? ¡Ya estoy en la fiesta, no puedo cambiarme! Hace dos horas, y en casa, hasta habría sido una información útil, pero ahora... ¿en qué va a ayudarme una saber algo así?

Hala, a la porra tu seguridad en tí misma, se acabó el disfrutar de la fiesta. Te pasas las dos horas restantes pensando sólo en el estúpido vestido. ¡Ah!, y el chico no ya no te sonríe. Ahora se ríe.

El problema es que hay amigos que sienten la imperiosa necesidad en su corazón de decir la verdad constantemente. Como si fueran los enviados de la pureza y la sinceridad, y dependiera de ellos cumplir la encomiable misión de ser francos para salvar el mundo de la destrucción. Meterse en al vida de los demás no sólo es un deber, si no un derecho. Por que, ¿qué importan las consecuencias? Todo lo que sea decir la verdad, no puede ser malo, ¿no?

Gracias a Dios, la gente normal no abusa de la sinceridad, si no de la EDUCACIÓN. No quiero decir mentir descaradamente, si no callarte, ser discreto y sonréir. Y mirar el lado bueno.

Otro ejemplo práctico: Tu novio, el chico que te lleva a casa cuando estás cansada, el que escucha tus lloriqueos hasta las tantas, el que te mira como si fueras única, Él, te hace un regalo. Con sus propias manos desnudas. Y resulta que, por mucho que se haya esforzado, es espantoso. Él quería hacer un peluche, pero el resultado llegaría a poco menos que un cojín. ¿Qué haces? ¿Le dices que, como peluche, es una porquería, y que la próxima vez en vez de gastar su tiempo (del que apenas dispone) en hacer eso, vaya a la tienda y lo compre? (todo con una sonrisa encantadora, y sin ofender, claro, no es tu misión ofender...)

Bueno, yo te ofrezco una alternativa: ¿Qué te parece si, en vez de ser sincera con el regalo, piensas en el esfuerzo que le ha llevado, en la ilusión que le ha hecho hacerlo, y en que le quieres, aunque no cosa bien? ¿Qué te parece? Te callas, eres discreta y sonríes. Y miras el lado bueno.

Y al resto, a los que tenéis que sufrir a la brigada de "la verdad no tiene precio", lo mejor que puedo deciros es: pasad de ellos. Un amigo de verdad es justamente sincero, pero te quiere como eres y nunca te recriminará ciertas cosas, aunque lo que hagas no coincida con sus valores personales. Te aconsejará cuando sea oportuno, eso seguro, y te ayudará siempre que pueda, pero no te ofenderá gratuitamente. Porque, insisto, es tu amigo, y te quiere tal como eres.

Lo malo de la brigada es que nunca se callan y nunca lo harán. Se sienten obligados a dar su opinión.

Y, sinceramente, la opinión es como el ojo del culo: todos tenemos uno y creemos que el de los demás apesta.

viernes, agosto 17, 2007

¿Felicidades?

Cuando uno piensa en los mensajes que un asesino enviaría a su víctima se imagina cosas como "Te vigilo, no puedes esconderte", o bien "Hola, me llamo Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir". Sin embargo hay una frase que anuncia la muerte y que está encubierta, por eso no la vemos:

"TE INVITO A MI CUMPLEAÑOS"


Horror. Ya lo ha dicho, no puedes esconderte, y si quieres huir tienes que ser rápido al responder, para que no se note que te quieres escaquear:

- Huy, que putada, ya tengo una boda.

Pero normalmente nos pilla por sorpresa, así que acabamos sonriendo como idiotas y pensando "Madre mía, que marrón, ¿y ahora qué le compro yo a este?". Porque yo no tengo nada en contra de los cumpleaños, pero eso de los regalos... ¿Quién no se ha pasado una tarde entera de viernes deambulando por las calles comerciales reflexionando sobre el consumismo en el ser humano? Os diré quién: el pelotudo que te dice: "Yo lo compro contigo, aquí tienes la pasta, ya me dirás qué has escogido". Porque en todas las pandillas hay un vago, o mejor dicho, varios, porque al final acaban tres haciendo el trabajo sucio.

Y entre esos tres... Puede haber sangre, sudor y lágrimas antes de encontrar algo apropiado. Conozco casos de amigas de toda la vida que dejaron de serlo porque no se ponían de acuerdo sobre qué regalarle a una tercera. Y como al final no compraron nada, esa tercera también dejó de hablarlas. ¿No es ridículo?

He de reconocer algo: cuando se trata de quedar bien con alguien a quien apenas conoces, eres infinitamente más afortunado si ese alguien es mujer. Siempre puedes comprarle unos pendientes, una pulserita, una cartera, una vela perfumada, brillo de labios... Cosas insulsas, típicas, que probablemente acaben en un cajón, pero que con un poco de suerte puede que use una vez o dos. Misión cumplida, has quedado bien y encima tiene más trastos en el cuarto. ¿Pero y si es chico? ¿Qué le regalas que sea insulso, pueda guardarlo en un cajón, y usarlo en alguna ocasión determinada? ¿Condones?

Oye, pues a mí los de chocolate me han sacado de algún apuro...

No, en serio. Ayer estuve toda la tarde paseando para poder encontrar un regalo para un amigo al que aprecio mucho, pero que por desgracia, apenas conozco. Y sólo tengo una cosa que decir: Hombres del mundo, os odio.

Es muy difícil porque las mujeres acaban poniéndoselo todo, en una ocasión u otra. Pero los chicos... Bueno, digamos que los chicos no se sienten muy culpables si al final la camiseta de turno se queda cogiendo polvo en un cajón. Así que existe un porcentaje bastante alto de probabilidad de que al pagar estés tirando, literalmente, el dinero.

Con las chicas pasa exactamente lo contrario: la cosa se pone más difícil cuando la conoces mucho, muchísimo. Y si la amas, pobre desgraciado, la cosa es aún peor. Porque tú le preguntarás: "¿Qué quieres por tu cumpleaños?", pensando que será un ser racional, analizará lo que le hace falta, y finalmente te dirá: "No tengo calcetines de deporte". Pero lo que ocurrirá, es que ella dirá: "No tienes que regalarme nada, cariño, ya tengo de todo. De verdad, que no se me ocurre nada que me apetezca".

En ese momento, debería encendérsete en el cerebro una lucecita roja que diga "WARNING, WARNING!!!!". Por qué es probable que no necesite nada, pero es ABSOLUTAMENTE IMPOSIBLE que no haya nada que le apetezca. Y seguro que tú deberías saberlo, o eso piensa ella, porque no hizo más que dejarlo caer y te enseñó 20 veces el escaparate donde estaba expuesto. Así que ya puedes esmerarte, porque no necesitas quedar bien, necesitas sorprenderla, extasiarla, hacerle el regalo más mega- súper -especial de la muerte.

Los hombres amados son más comprensivos con los regalos de sus novias. Y además normalmente tienen la decencia de decir qué es lo que quieren.

Así que, aunque es difícil hacer un regalo a un chico a quien apenas conoces, no envidio la situación de esos hombres tan enamorados. Porque yo a mi amigo le regalé un cinturón, pero ¿qué le regalásteis vosotros a esa chica súper especial?

:)

viernes, julio 27, 2007

Efecto dominó

1. m. Resultado de una acción que produce una serie de consecuencias en cadena. (DRAE)

Ya sé que esto que voy a decir no es ningún secreto, y que más de uno podrá corroborarlo: a mí me gusta discutir.

Con mi pareja, quiero decir. Las peleas, las discusiones, me resultan estimulantes. Quizá por la tensión incial, la oportunidad de ganar puntos en golpes de ironía (mi arma favorita), y por supuesto la reconciliación de después.

Sin embargo, me he dado cuenta con el tiempo, de que las peleas tienen efectos secundarios, consecuencias que pasan inadvertidas en el momento del cabreo máximo, pero con las que tienes que vivir de por vida.

Ojalá las relaciones fueran como los sacos de boxeo, donde puedes golpear hasta cansarte y el saco permanece intacto, incólume, como si sólo el paso del tiempo pudiera perjudicarlo. Pero tras unos años de pensar en estas cosas, me he dado cuenta de que una relación es como un traje de noche.

Es uno de esos vestidos vaporosos largos, de princesa, que te pasas horas mirando en la percha cuando ya lo has comprado, imaginándo cómo te quedaría puesto al bajar por las escaleras de mármol de un castillo.

Cada pelea, cada desplante, cada insulto, cada mal gesto, cada discusión, es una pequeña mancha de las que no se quitan, una quemadura minúscula que te han hecho en una fiesta, un roto de cuando te lo pisaron bailando. Son detalles pequeños y sin importancia, y la mayor parte de las veces tienen arreglo: se solucionan con un zurcido o llevándolos al tinte.

Pero el vestido ya no estará nuevo. Ya no será perfecto. Y con cada nuevo rasguño pasa de ser un vestido de noche a un trapo viejo que no vuelves a usar.

Por eso aconsejo pensárselo dos veces antes de empezar a destrozar ese precioso vestido, para evitar acabar llorando frente al cubo de la basura, agarrados a ese trapo viejo al que tanto queremos preguntándonos qué fue lo que pasó.

Ahora sabéis la respuesta, podéis evitarlo. Parad el efecto dominó.

¡Suerte!

martes, julio 03, 2007

El botón rojo

Qué curiosos somos los seres humanos... Tan distintos todos y a la vez tan parecidos. Así ocurre que compartimos muchas experiencias y sucesos de nuestra vida con otros como nosotros.

Como el botón rojo. Todo el mundo, por diferente que sea, tiene un botón rojo. Explicaré la situación: Coloca a una persona delante de una inmenso teclado con millones de botones de distintos tamaños, colores y funciones. Dile que puede trastear todo lo que quiera, que puede presionarlos todos las veces que le de la gana, EXCEPTO (y aquí es donde quería llegar) el botón rojo. Grande, reluciente, algo apartado del resto. Uno se imagina su sonido, lo que sentirá al apretarlo, las consecuencias que traerá... Y entonces ya no imoprtan los demás botones. Lo único que queremos hacer es pulsar el dichoso botón rojo.

Maldita sea, que estúpidos somos. ¿Para qué? me pregunto. ¿Por qué? Sencillo: nos han dicho que no lo hiciésemos.

Todos nos hemos cruzado alguna vez en nuestra vida con un "botón rojo". A algunos afortunados sólo les ha ocurrido en una ocasión, pero no creáis que los casos recurrentes nos sentimos más sabios al respecto: estamos avocados a cagarla aunque creamos que hemos aprendido la lección.

Cuando nos encontramos con nuesro "botón rojo", estamos al frente de un encrucijada. Toca decidir: podemos hacer lo correcto y obviar su existencia, o podemos arriesgarnos a pulsarlo, rezando para que el placer de hacerlo supere con creces las consecuencias si es que estas son tan terribles como parecían.

Por desgracia, ni mi basta experiencia en meter la pata no me sirve para daros consejos sobre qué camino elegir. Pero sí os puedo decir una cosa: Sed valientes, y afrontad las consecuencias de lo que suceda, recordando siempre que el camino no se encuentra ni a vuestra izquierda ni a vuestra derecha, sino a vuestros pies.

domingo, junio 10, 2007

Enamorada del amor

Esa soy yo. Así me describió mi amiga Irene, y creo que tenía razón. Yo estoy enamorada del amor.

Lamentablemente el "amor" al que yo me refiero dura sólo tres meses. El resto del tiempo, ese trabajo lo hace otra persona. Por eso, sólo si una relación supera los tres meses de hormonas alborotadas puede ser digna de llamarse "relación". Ojo, que no lo digo yo. Lo dicen las hormonas...

Me refiero cuando digo "amor" a las mariposas del estómago. A no sentir las piernas cuando el otro te mira. A sonreír sin darte cuenta cuando vuelves a casa, o cuando recuerdas lo que sea que te contara.

Una relación al principio (si es buena), es como el día de reyes. Vas corriendo al salón, nervioso y emocionado, y echas tu primer vistazo. Te delitas en el exterior con el papel de regalo brillante, el lazo de color chillón, el tamaño, la forma... Después te pones a abrirlo con cuidado. Te tomas tu tiempo para hacerlo más emocionante (y para no meter la pata). Todo cuanto ves es nuevo, especial, único. Y poco a poco descubres los detalles, los secretos, los trucos para hacer las cosas más fáciles. Durante los días siguientes no paras de hablar del regalo. Se lo enseñas a tus amigos, te lo llevas al cole, al parque, de vacaciones. Sois inseparables.

La emoción que se siente ante algo nuevo es tal que abarca todo lo que somos. Así es el amor que yo amo.

Y sólo una persona que se haya sentido alguna vez así, puede contestar a estas preguntas:

¿Cuántas veces se puede pasar a limpio una carta?
¿Cuántas veces se puede mirar el correo el electrónico en un mismo día?
¿Cuántas veces se puede descolgar el teléfono para comprobar que, efectivamente, hay línea?
¿Cuantas veces se puede dar un bote cuando el móvil suena antes de morir de un infarto?
¿Cuántas veces puede cambiarse un ser humano de ropa antes de salir de casa? ¿Y cuántas arrepentirse de lo que se puso al final?

Muchísimas. Y no cambio ninguna de ellas.

Así es el amor. Así es mi chico ;)

viernes, junio 08, 2007

El Único.

Cuando leí eso de "Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas", noté a la legua, que el autor, no había estado en la Universidad.

Porque cuando levanto los libros de mi mesa, harta, con el único propósito de tirarlos por la ventana, ¿qué veo? Pues más libros... Y no me gusta nada.

Siempre he pensado que los exámenes de Junio son peores que los de Febrero, porque a la falta de sueño, el agobio y el estrés, tienes que sumarle que hace un sol espléndido que se cuela por las ventanas burlonamente, como diciendo: "Tú no puedes ir a la piscina, pringada".

Sin embargo, los profesores han creado una máquina aún más mortífera: los trabajos. Los trabajos con como perder la virginidad. Pero todo el rato, ¿eh? Al principio, y a no ser que el profesor sea muy claro (cosa que no suele ocurrir), no tienes ni pajotera idea de lo que tienes que hacer. Y en muchas asignaturas, sabes que toda tu calificación final, todo lo que piensen de tí, el resultado de todo tu esfuerzo depende única y exclusivamente de ese trabajo. Si la fastidias estás muerto. Con la unversidad siempre te queda Septiembre. En la cama, no sé yo...

Antes de hacer un trabajo, es importante conocer bien al profesor que te va a poner la nota: cuales son sus gustos, qué temas le interesan más, etc. Algunos te hacen trabajar como un bellaco, muchas veces exigiendo de 10 cuando ellos llevan todo el cuatrimestre explicando como para un 5 pelado.

El martes pasado tuve que entregar un trabajo de investigación de mercados. Me había costado mucho hacerlo, y tuve que trabajar con millones de datos que hicieron que mi cerebro se derritiera lentamente (no, el verano madrileño no ayudó). Cuando di el trabajo por finalizado, lo guarde en mi pen drive. A estas alturas, no tengo ni que explicar qué es eso: vivimos en el universo de los pen- drive. Todo el mundo tiene uno, y todo el mundo comete el error de guardar su información en esa cosita diminuta sin preocuparse de hacer una copia en ningún otro sitio más estable.

El caso es que tuve que ir a imprimirlo a otro sitio (mi impresora para variar, no tenía tinta), y ya de paso a encuadernarlo. No os imagináis que infierno pasé. ¿Pero vosotros sabéis lo que es mirar CADA CINCO MINUTOS en la mochila para comprobar que el pen seguía ahí? ¿Y los cuasi- infartos que se sufren cuando no lo encuentras a la primera? Seguro que sí. Mira que es pequeño el maldito, ¿eh?

Así que al final, decidí llevarlo en la mano, bien apretadito para que no se perdiera. Y entonces, sentada en el autobus mirándolo, me dio por recordar cómo nos reíamos de Sauron en las reuniones de la Sociedad Tolkien. "Hay que ser imbécil" decíamos a carcajadas "para guardar todo tu poder en una cosa más pequeña que un armario, que a la mínima se te pierde".

Pues sí, así de imbécil me sentía yo, mirando esa cosita diminuta que contenía todos los trabajos que podían asegurar mi aprobado.

Un pen para guardarlos a todos.
Un pen para encontrarlos.
Un pen para poder imprimirlos y entregarlos en la tierra de la Complutense, donde se extienden los suspensos.

Ay de mí...

jueves, mayo 31, 2007

Cuestión de confianza.

Chico conoce chica, y por lo tanto, chica conoce chico. Hablan, pasan tiempo juntos. Se gustan. Con el tiempo, llega el primer beso. Y sin darse cuenta, se sorprenden respondiendo "Sí" a la pregunta "¿Tienes pareja?".

Él cree que ella podría ser la mujer de su vida. Y al principio, lo es. Los comienzos en una relación son como una prueba de esfuerzo. Es increíble lo que nos tragamos para que todo vaya bien. Hasta que llega la confianza.

"La confianza da asco", en algunos casos en el más estricto sentido de la palabra. Sentirse a gusto en una pareja significa lo mismo que el fin del romanticismo. Me explico, desde el punto de vista masculino: empiezas a notar que la chica en cuestión es una histérica. Antes agradecía que al fueras a buscar, ahora lo exije. Antes te adoraba porque la acompañabas a casa, y si ahora no lo haces se enfada. ¿Y si te olvidas de un aniversario? Pufff... amigo, olvídate de los tímpanos. Sus gritos se oirán en China, no te digo ya en el restaurante donde la gente te mira como si tu novia estuviera loca mientras tú te mueres de la vergüenza. Una novia tiene confianza contigo, lo que quiere decir que si piensa que tu hermano es gilipollas, te lo va a decir. Si piensa que tu madre es pesada, te lo va a decir. Si piensa que tus amigos son un coñazo, ¿qué? Pues que te lo va a decir...

Y tú mientras estás pensando en esa chica, esa a la que conociste que parecía comprensiva, atenta, paciente, y que ahora por alguna estraña razón se ha convertido en lo que todos temen: la "NH", es decir, "LA NOVIA HISTÉRICA".

Finalmente, al relación se termina, como es "lógico". Ya sea porque ella se harte de tu pasotismo, porque os hayáis visto envueltos en la rutina, o cualquier excusa, el caso es que al fin se termina, y tú suspiras, sabiendo que añorarás a esa increíble mujer que conociste y que inexplicablemente se convirtió en la "Novia Histérica".

Entonces empiezas a fijarte en tu amiga. Sí, sí, tu amiga. Todos tenemos una, ¿no? Pues tú te fijas en ella. Relativamente atractiva, sin duda. Pero posee otras ventajas que la hacen aún más atractiva. Y es que tu amiga, no es tu novia. Si tu hermano le parece imbécil, no te lo dirá. Se reirá de sus gracias y punto. Total, tú no eres su novio, tu hermano nunca será de su familia, ¿qué importa si es un poco capullín? Cuando eructas, a tu amiga le hace gracia, o por lo menos no te dice nada aunque la moleste. No eres su novio, ¿qué mas da si eres un cerdo en público? ¿Y llevarla y recogerla? ¿A quién le importa? ¿A tí, a ella? No, por suspuesto que no. Al fin y al cabo, sólo sois amigos.

Así que te confundes, la cagas, y te enrrollas con ella. Parece perfecto, ¿verdad? ¡Pues no, torpe, que eres un torpe!

Por que ahora, ella SÍ ES TU NOVIA. Ahora sí importa que eructes, sí le molesta que no la acompañes, tu hermano sí es idiota. Tu amiga ,muta a "novia histérica". ¿O qué te pensabas? ¿Que no éramos todas iguales?

Así que cortas con ella, y vuelve a ser tu amiga, así que se relaja de nuevo, y a tí te vuelve a gustar, y vuelves a salir con ella, y ella vuelve a ser histérica, y así un largo etcétera que explica todas las recaídas y por qué la gente siempre termina enrrollándose con sus ex en algún momento o en otro.

Y no creáis que nadie se libra: desde el punto de vista femenino, es igual, solo que al revés. ¿O cómo creéis que consiguen conquistarnos?

No es que sea el hombre ideal. Es que se quiere enrrollar contigo. Cuando lo haya conseguido volverá a eructar, a vestirse con chándal, a rascarse los huevos en tu presencia y a dejar de llamarte constantemente. Asúmelo.

Así que éste es mi consejo: conserva a tus amigos y no los mezcles con el noviazgo. Así por lo menos, siempre tendrás amigos xD

Y respecto a salir con alguien, ésto es lo que más me ha gustado de todo lo que he leído sobre el tema:

Para ser feliz con un hombre tienes que entenderle mucho y quererle un poquito.

Para ser feliz con una mujer tienes que quererla muchísimo y no intentar entenderla.

;)

lunes, mayo 21, 2007

No te lo creas.

A veces dos personas que se quieren, pero no se comprenden, se marchan sin decir adiós.

Es curioso cuando lo piensas fríamente en casa y te das cuenta de que muchas veces somos muy amables y tenemos mucho cuidado con lo que decimos a gente que apenas conocemos, o que apenas nos importa. Intentamos ser educados y despedirnos sin dejar tras de nosotros un mar de conflictos, un río de malas caras, un viento de miradas cortantes. Sin embargo, dos personas que se quieren mucho, a veces no tienen ese cuidado, esa delicadeza.

En ocasiones, una de ellas mira atrás. La otra no. Y no hay dolor más insoportable que ver al otro alejarse sin ni siquiera darse la vuelta y dirigir una última mirada a modo de despedida.

Puede que pienses que soy fría. Puede que pienses que soy fuerte, que de piedra es mi corazón y de acero mi lengua. Pero no creas que eres menos fuerte, menos frío o menos lacónico que yo.

No te lo creas, Idas, porque yo estuve allí y pude ver que no miraste atrás al marcharte.

miércoles, mayo 02, 2007

La alta cocina

Una conquista es como la alta cocina. Me refiero a una buena conquista, como las que se hacían antes. Hay que ser cuidadoso. Hay que esmerarse. Todo tiene que estar calculado hasta el más mínimo detalle: el tiempo, la higiene, los ingredientes (algunos exóticos, que cuesta conseguir). Los platos que merecen la pena requieren ese esfuerzo, ese sacrifio hasta alcanzar la perfección.

A veces seguir las recetas lleva su tiempo, pero creo que la mayor parte de la gente coincidirá conmigo en que merece la pena. El resultado es una delicia, un paraíso para los sentidos. El cocinero mira su obra, recreándose en el resultado, disfrutando de cada detalle.

Sin embargo, últimamente he percibido cierto cambio en las preferencias de la gente hacia la comida rápida. No sé por qué, pero tiene éxito. Quizá porque es más rápido, o por que ya no quedan buenos "cocineros". O porque no requiere esfuerzo ni experiencia, y cualquier patán puede sentir que ha "cocinado", aunque supongo que el sentimiento será pasajero.

Los pasos son más que sencillos. Primero inspeccionar el paquete. Nombre, color, aspecto exterior, y un par de datos insulsos, como ingredientes o procedencia. Después las instrucciones, que quedan claras prácticamente a primera vista. Y luego, cinco minutos de cocción, o tres de microondas, algo que no cause mucha molestia al usuario. Y ¡zas!, ahí tienes tu comida, justo lo que querías. Te sacias, terminas, y a otra cosa. Ni siquiera tienes que enfrentarte al tedioso trabajo de fregar un montón de cacerolas.

Hay muchísima gente que lamentablemente se pasa a la comida rápida. Y no digo lamentablemente porque no lo respete: de algo tienen que vivir los fabricantes de "Ideas al plato". Lo digo porque creo que toda la gente merece que alguien se moleste en cocinar algo espectacular para ellos. Algo que no olviden. Lo merecen.

Yo no soy muy dada a la comida rápida. Por eso me alegro de que todavía, aunque sean pocos, queden buenos cocineros :)

miércoles, abril 25, 2007

Héroes

No llevan trajes de licra amarilla. No trepan por las paredes, ni vuelan de casa en casa cortando el viento a toda velocidad. No pueden leerme la mente, y tampoco ver a través de las paredes.

Os diré quienes son mis héroes: son esas personas que nacieron sin brazos y aprendieron a pintar con el pie. Las que se quedaron ciegas y se atreven aun así a salir de casa todos los días. Un chico que iba a mi colegio, con espina bífida, que sabía que cargaría toda la vida con las muletas, pero nos seguía a todos el ritmo. Una compañera de la facultad, que pasea en primavera con un sombrero y la cabeza alta, como diciendo "Sí, tengo lupus, ¿y qué?"

A veces me pongo en su situación y me pregunto si yo tendría valor para salir a la calle. Y sin embargo, ahí están ellos, mirando a la cara a los problemas y enseñándoles el dedo central de la mano derecha.

Mientras, muchos de nosotros nos ahogamos en un vaso de agua. Y es normal: no podemos pasar de nuestros problemas, ni ser eternamente felices porque haya gente que esté mucho peor. Pero de vez en cuando es bueno mirar alrededor y analizar las cosas con criterio. Y preguntarnos si lo que nos preocupa es realmente tan importante.

Nunca saldrán en al portada de un cómic. Pero son mis HÉROES.

sábado, enero 27, 2007

Un acto de Fe

Una vez el príncipe azul me preguntó:

"¿Me quieres?"

A lo que yo respondí:

"Creo que sí... supongo que sí. Pero no lo sé realmente."

No es una gran respuesta, ya lo sé. Pero es la verdad. Porque yo creo que el amor, al igual que muchas otras cosas, es un acto de fe.

Nadie puede saber realmente si está enamorado o no, porque no es un hecho científico, no puede probarse, y no en todo el mundo funciona de la misma manera. Sería genial (o tal vez no) que hubiese una prueba que demostrase que de verdad uno está enamorado. ¿Os magíanais? Ir un día al médico a por los resultado de tus análisis y que te dijera:

- Señorita Cañada, está usted muy bien. Tiene un buen nivel de hemoglobina y parece que la anemia ha desaparecido, sin embargo el potasio está alto, su temperatura normal ahora es de 37 grados, los escinófilos de mantienen por debajo de la media y el corazón muestra una aritmia. Así que, enhorabuena, esta usted enamorada.

XD Qué triste... Ahora que lo pienso, mejor que no.

Uno no sabe que está enamorado, uno cree que lo está. Lo genial es que es una de las pocas cosas que se convierten en realidad cuando una persona lo cree con todas sus fuerzas.

Con la amistad pasa algo parecido. Por ejemplo, un día Erendis tomó una decisión, y me dijo: "Eres mi mejor amiga". Bueno, yo realemente no sabía si lo era, pero el hecho de que ella lo creyera así hizo que me esforzase por estar con ella cada minuto que me necesitase. Y al final me convertí en su mejor amiga de verdad.

Lo ideal es que cada uno sepa cuál es su "termómetro", los síntomas que le indican si está enamorado. Para alguien que conozco, los síntomas son inspiración desmesurada y muchas ideas.

Para mí... creo que no lo sé.

¿Y para vosotros?

viernes, enero 19, 2007

In english, please.

Y llegó la semana internacional de mi universidad. Y vino gente de muchísimos sitios, como Croacia, Australia, Alemania, Bélgica, Finalandia (recuerdo especialmente al chico finlandés, uno de esos rubios auténticos, que se me acerco y me dijo "Hi, I'm Anssi", y yo le di la mano mientras pensaba "Sí, quiero" y "qué rubios serán nuestros hijos" xD)

Nosotros queríamos ser "buenos anfitriones", lo que en España se traduce automáticamente por "llevarles de juerga hasta que cayeran inconscientes", así que fuimos todos al Palacio de Gaviria, que es un sitio que si no te impresiona por lo bonito lo hará por lo grande y la cantidad de música diferente que ponen en cada sala. Y además, nosotros entramos gratis. Ja.

Cuando eres un buena anfitrión y estás en una discotecfa, tienes que procurar que la gente se anime y baile. Así que, o haces un círculo enorme, o bailas con alguien. Y yo bailé con Sunsuke.

Sunsuke era uno de los chicos japoneses que había venido a la semana internacional. Espero que con esto no se ofenda nadie, pero los japoneses están muy acostumbrados a la música electrónica y bailan, bueno... ¿alguien ha visto alguna vez a un japonés bailar reageton? Pues imaginaos... Es muy difícil no reírse ante una situación así, por mucho que uno se empeñe en ser el mejor anfitrión del mundo, así que mientras bailábamos intenté romper el hielo y le pregunté:

- Are you ok?

Él me miró con cara extraña y respondió:

- What?

Así que yo insistí:

- Are you ok?

Un Sunsuke entre sorprendido y enfadado contestó:

- No!

No daba crédito. Pero si no me había visto reírme.... creo.

- Why?
- Because I'm not!
-Can I help you?
-Of course not!
- BUT WHY YOU AREN'T OK???

En este punto, Sunsuke abrió mucho los ojos, sonrió y me dijo tímidamente:

- Sorry... I understood "Are you gay"?


(Traducción en español y en la cabez de Sunsuke para que veáis lo ridículo de la situación:

E: ¿Eres gay?
S: ¿Qué?
E: ¿Eres gay?
S: ¡No!
E: ¿Por qué?
S: ¡Porque no lo soy!
E: ¿Puedo ayudarte?
S: ¡Por supuesto que no! )

xD No me extraña que se enfadase.

sábado, enero 13, 2007

Tiempos difíciles

Woody Allen le dijo en una de sus películas a la actriz que interpretaba a su hija:

"Si alguna vez tienes una relación y se termina, es mejor ser dejador que dejado. Porque el dejador, deja, y al dejado, le dejan, y eso es espantoso. Lo peor que le pasa al dejador es una espacie de sentimiento de supervivencia. Es pero que ese sentimiento de supervivencia sea lo peor que te pase nunca."

Todos dicen I Love You (Everyone says I Love You)

Bueno, a pesar de que estimo mucho al señor Allen, estoy aquí para romper una lanza a favor de los dejadores. Porque los dejados no lo necesitan, ya tienen muchos fans.

Hay cosas que son tan malas como el sentimiento de supervivencia en todas las rupturas (me refiero a rupturas "limpias" y normales, no hablo de cuernos, ni de peleas desproporcionadas)

Es duro darse cuenta de que una relación no funciona. Es muy duro levantarse un día y darse cuenta de que ya no amas a la persona a la que quieres. Porque vaya si la quieres: has compartido con ella muchos momentos, le has contado cosas que a lo mejor nadie más sabe, y es probable que sea quien mejor te conoce. Hasta hace nada la adorabas. Pero ya no estás enamorado de ella. Que putada, la vas a hacer daño.

Sin embargo, tú no le deseas ningún mal, y la sola idea de herirla hace que te entren ganas de sacarte tu propio estómago por la boca. A veces el dolor de dar el paso y decir "esto ya no funciona" es tan intenso que preferirías arrancarte la piel. Pero hay que hacerlo, y alguien tiene que decirlo: y ese es el dejador.

Después hay que ser fuerte. A veces el dejado no sabe que le conviene. Él o ella aprecia cualquier gesto cariñoso que tengas a bien ofrecerles. Pero así muchas veces la gente no supera las cosas, y se quedan permanentemente enganchados a una persona que no puede ni dárselo todo ni quitárselo. Lo dicho, una putada.

Sólo alguien que se ha enfrentado a esa situación sabe lo difícil, lo verdaderamente difícil que es ver a una persona a la que le deseas toda la felicidad que tú no puedes darle llorando amargamente o sufriendo por tu culpa. Te gustaría alargar el brazo y consolarla, darle una palmadita en la espalda, un abrazo, lo que sea. Pero no debes, y tú lo sabes. Así que haces un esfuerzo sobre humano para que el brazo se quede en su sitio.

Supongo que así funcionan las rupturas: el dejador hace el esfuerzo al principio y el dejado al final.

Así que, aunque el dejado normalmente odie al dejador durante una temporada (que el otro asume y acepta), yo quiero pedir desde aquí que el resto de la gente no siga su ejemplo. No sólo porque no tienen derecho, si no porque estarían equivocados sin pensaran que a los dejadores no nos importa nada lo que pase.

Pues aunque no lo parezca, para nosotros también son tiempos difíciles.