jueves, junio 23, 2005

Messenger versión casera


Mi madre se ha hecho una cuenta para el Messenger hace unos cuantos días. Sin embargo, hace tan solo unos minutos me ha confesado que sólo tiene un contacto: mi padre.
Para la pobre es una desilusión, porque se ha pasado toda mi adolescencia sentada a mi lado viendo todas mis divertidas conversaciones de Chat (cuando yo se lo permitía), riéndose conmigo, ayudándome a vacilar a alguien (todavía recuerdo esos memorables días en que llamábamos “ranita” a mi amigo Pablo porque se le hinchaban los ojos….¡snif! que tiempos aquellos)
Así que ahí está, intentado convencer a sus compañeros de la oficina para que se hagan una cuenta en el messenger y conseguir algún contacto. Pensó en meternos a mi hermano y a mí, pero resulta que en mi casa solo hay un ordenador. Este post sólo merece la pena si nos imagináis a mi madre y a mi entrando y saliendo de nuestras sesiones para poder chatear la una con la otra estando en la misma habitación.
Una escena patética, sin duda, pero nos reímos muchísimo.

jueves, junio 09, 2005

¿Tenemos que volver a los cincuenta?

Cuando en un momento dado nos planteamos si nuestra relación está yendo por buen camino o si es el momento de ponerle fin, lo que no podemos evitar es preguntarle a todo el mundo.
Creo que en realidad lo hacemos porque éste es un tema del que cualquiera puede opinar. Ya sean más cortas o más largas, a determinada edad todo el mundo ha tenido relaciones.
Navegando por el océano de los consejos gratuitos y las opiniones con/sin contrastar, me he encontrado con algunas cosas muy interesantes. Después de darle la tabarra con el tema por el Messenger durante casi dos horas, mi amigo el Dr. Eleder accedió a concederme una cita de urgencia ese mismo día. Estuvimos es una terraza muy agradable durante bastante rato y he aquí lo que más me llamó la atención de sus argumentos:
“Me hace gracia un cosa, no de tu caso, si no en general. En una sociedad tradicional, católica, todas esas cosas… Tú con 21 años ya habrías tomado una decisión. Estarías casada, y ese casamiento sería para siempre. Con lo que estarías obligada a mirar para delante, y a solucionar problemas, no a esquivarlos.”
Me quedé de una pieza. Madre mía, ¡es cierto! ¿Acaso esas mujeres tenían el secreto de la eterna felicidad? ¿Es posible que la paciencia y la perseverancia puedan ganar la batalla contra el “estoy hasta las narices de que mees fuera de la taza”?
Ahora los tiempos han cambiado muchísimo. Nuestra frase preferida es “hay muchos peces en el mar”, y hemos sido educados para saber que no hay que pasar ni una, pero lo que me pregunto es si de verdad estamos usando eso correctamente o nos hemos convertido en unos mimados de las relaciones.
Antes un café, era un café. Con o sin leche. Expresso o cortado o con hielo. Pero no había mucho más. ¿Habéis estado en Starbucks? Es el paraíso de la libre elección. Puedes combinar cuarenta cosas de cien formas distintas, y me pregunto si no tenemos esa misma idea a la hora de elegir pareja, y de tanto combinar y buscar la perfección absoluta nos encontramos preparando brebajes imposibles de beber.
Existe una teoría que dice que la persona perfecta para uno es la primera persona que nos encontramos y que nos atrae sexualmente salvo por…. Y aquí es donde la cosa se atasca.
En un mundo donde puedes hacer tu propio café personalizado, tienes opción de salir con quien quieras, y si no estás satisfecho, devolverlo y a otra cosa, donde somos libres para cambiar de pareja las veces que lo consideremos necesario, y demás cosas, ¿realmente nos es mas fácil encontrar la pareja perfecta, o sólo nos hace examinarle más de la cuenta? ¿Acaso para llegar a ser felices de verdad con alguien, debemos empezar por ser menos exigentes? Esta es mi pregunta:

¿Tenemos que volver a los cincuenta?