Mi madre se ha hecho una cuenta para el Messenger hace unos cuantos días. Sin embargo, hace tan solo unos minutos me ha confesado que sólo tiene un contacto: mi padre.
Para la pobre es una desilusión, porque se ha pasado toda mi adolescencia sentada a mi lado viendo todas mis divertidas conversaciones de Chat (cuando yo se lo permitía), riéndose conmigo, ayudándome a vacilar a alguien (todavía recuerdo esos memorables días en que llamábamos “ranita” a mi amigo Pablo porque se le hinchaban los ojos….¡snif! que tiempos aquellos)
Así que ahí está, intentado convencer a sus compañeros de la oficina para que se hagan una cuenta en el messenger y conseguir algún contacto. Pensó en meternos a mi hermano y a mí, pero resulta que en mi casa solo hay un ordenador. Este post sólo merece la pena si nos imagináis a mi madre y a mi entrando y saliendo de nuestras sesiones para poder chatear la una con la otra estando en la misma habitación.
Una escena patética, sin duda, pero nos reímos muchísimo.
1 comentario:
Eso es genial ;^)
MalaMar
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