Hay cosas que se ponen de moda. Y no sólo ocurre con la ropa, que va. Un ejemplo: está de moda ir al Spa. Hace unos años estaba de moda comer Sushi. Durante la emisión de la serie "Ally Mc Beal", subió la nota de corte para derecho, algo histórico e insólito. Y hablado de series, ahora está de moda, de hecho, ver series. Ponen muchísimas más series que películas, y es fácil cruzarte por la calle con algún tipo que lleva una camiseta de Dharma (bueno, es que en mi barrio se ve de todo...)
Respecto a la ropa, lo que se lleva es cambiante y variopinto: un año fueron las "Converse", otro las prendas arrugadas, y ahora pantalones de pitillo a seis atmósferas de presión (decir que son ajustados sería un eufemismo) y lo suficientemente caídos como para que todos los chicos enseñen, o los calzoncillos, o la hucha.
Generalmente, las "modas" nos toman el pelo. Hasta la cosa más espantosa del mundo puede parecernos maravillosa si está de moda. Al final, de tanto verla te acostumbras. Es como el olor a caca: al entrar en el cuarto de baño canta que te mueres, pero como te descuides a los cinco minutos ni lo notas. Pues eso mismo les pasó a todos esos chicos que encontraron estético llevar un flequillo como un chuletón que les tapaba media cara. No sé cómo no se comían las farolas. Debe ser que debajo de todo ese pelo, también llevaban un radar.
Pero si hay una cosa que de verdad, de verdad, de verdad puede convertirse en una auténtica tomadura de pelo, y además está muy de moda, es la "Nouvelle cuisine". Para aquellos que no lo sepan (qué vergüenza, ¡por favor!), la nouvelle cuisine es:
"Un enfoque a la cocina y presentación de comidas. Este nuevo estilo, que fue una reacción a la cuisine classique (cocina clásica) francesa, se basó en platos más livianos y delicados, sin salsas pesadas ni vegetales cocidos en exceso, y le dio una gran importancia a la presentación de las comidas. "
Bueno, eso es lo que dice la Wikipedia. Una definición para profanos podría ser la siguiente:
"Estilo de preparar la comida donde, generalmente, hay más plato que comida".
Lo siento, pero es así. Ves venir al camarero con un cacharro de porcelana blanco de forma elipseidal que tiene el tamaño de una bañera de Nenuco, y piensas "pedazo chuletón que voy a zamparme". Y cuando llega a la mesa... Tienes que inclinarte para ver el diminuto (pero exquisito, eso siempre) trocito de carne sobre un lecho de verduras al aroma de trufa blanca. ¿Aroma? Oiga, que yo quiero comerme la carne, no llevarla al cine. Además, ¿cómo le han puesto el aroma? ¿Le han echado colonia al solomillo después de hacerlo, o es que han obligado a la vaca a ponerse desodorante de trufa blanca?
Eso sí, para que el plato no parezca muy vacío, se toman la molestia de decorar los bordes (que en este caso son de cinco centímetros) con mermelada, sirope, salsa o lo que tengan a mano. ¡Por sirope que no quede! Yo he visto auténticas réplicas de Miró en los platos.
Otro método infalible para reconocer la nouvelle cuisine, es que las delicias tienen más apellidos que la Marquesa de Parabere. Aunque yo agradecería que tras es nombre que ocupa tres líneas y necesita comas, añadiesen una breve explicación entre paréntesis del tipo "(macarrones con tomate)".
En fin, no he escrito este post por casualidad. Lo he escrito por la indignación que he sufrido recientemente al mirar la carta de uno de esos "restaurantes de moda", sito en una de las "calles de moda". El local era mono, la marca, relativamente reciente (en nuestro país). En sus inicios era sólo una tienda, pero el restaurante no tardó en llegar, así que el otro día, paseando por la calle, me paré a echar un vistazo, por curiosidad...
Ningún plato bajaba de doce euros. Vale.
Ningún plato tenía más de cuatro ingredientes. Uf...
Casi ningún plato llevaba carne. ¿Ein?
La base principal de todos los platos, era el pan. ¿Disculpa? ¿¿Pero cuánto vale el pan?? ¡El pan es un alimento básico! ¡No debe ser caro! ¿En qué momento se volvió caro el pan?
El plato estrella, escondido estratégicamente bajo un nombre con muchos apellidos, ERA PAN CON QUESO.
Que el dios de la cocina perdone tanta incultura por mi parte, pero eso lo llevan comiendo los pastores desde que se estrenó el acueducto de Segovia, y que yo sepa, nadie pagaba por él 19 eurazos de hoy.
Lo dicho. Nos toman el pelo...
Respecto a la ropa, lo que se lleva es cambiante y variopinto: un año fueron las "Converse", otro las prendas arrugadas, y ahora pantalones de pitillo a seis atmósferas de presión (decir que son ajustados sería un eufemismo) y lo suficientemente caídos como para que todos los chicos enseñen, o los calzoncillos, o la hucha.
Generalmente, las "modas" nos toman el pelo. Hasta la cosa más espantosa del mundo puede parecernos maravillosa si está de moda. Al final, de tanto verla te acostumbras. Es como el olor a caca: al entrar en el cuarto de baño canta que te mueres, pero como te descuides a los cinco minutos ni lo notas. Pues eso mismo les pasó a todos esos chicos que encontraron estético llevar un flequillo como un chuletón que les tapaba media cara. No sé cómo no se comían las farolas. Debe ser que debajo de todo ese pelo, también llevaban un radar.
Pero si hay una cosa que de verdad, de verdad, de verdad puede convertirse en una auténtica tomadura de pelo, y además está muy de moda, es la "Nouvelle cuisine". Para aquellos que no lo sepan (qué vergüenza, ¡por favor!), la nouvelle cuisine es:
"Un enfoque a la cocina y presentación de comidas. Este nuevo estilo, que fue una reacción a la cuisine classique (cocina clásica) francesa, se basó en platos más livianos y delicados, sin salsas pesadas ni vegetales cocidos en exceso, y le dio una gran importancia a la presentación de las comidas. "
Bueno, eso es lo que dice la Wikipedia. Una definición para profanos podría ser la siguiente:
"Estilo de preparar la comida donde, generalmente, hay más plato que comida".
Lo siento, pero es así. Ves venir al camarero con un cacharro de porcelana blanco de forma elipseidal que tiene el tamaño de una bañera de Nenuco, y piensas "pedazo chuletón que voy a zamparme". Y cuando llega a la mesa... Tienes que inclinarte para ver el diminuto (pero exquisito, eso siempre) trocito de carne sobre un lecho de verduras al aroma de trufa blanca. ¿Aroma? Oiga, que yo quiero comerme la carne, no llevarla al cine. Además, ¿cómo le han puesto el aroma? ¿Le han echado colonia al solomillo después de hacerlo, o es que han obligado a la vaca a ponerse desodorante de trufa blanca?
Eso sí, para que el plato no parezca muy vacío, se toman la molestia de decorar los bordes (que en este caso son de cinco centímetros) con mermelada, sirope, salsa o lo que tengan a mano. ¡Por sirope que no quede! Yo he visto auténticas réplicas de Miró en los platos.
Otro método infalible para reconocer la nouvelle cuisine, es que las delicias tienen más apellidos que la Marquesa de Parabere. Aunque yo agradecería que tras es nombre que ocupa tres líneas y necesita comas, añadiesen una breve explicación entre paréntesis del tipo "(macarrones con tomate)".
En fin, no he escrito este post por casualidad. Lo he escrito por la indignación que he sufrido recientemente al mirar la carta de uno de esos "restaurantes de moda", sito en una de las "calles de moda". El local era mono, la marca, relativamente reciente (en nuestro país). En sus inicios era sólo una tienda, pero el restaurante no tardó en llegar, así que el otro día, paseando por la calle, me paré a echar un vistazo, por curiosidad...
Ningún plato bajaba de doce euros. Vale.
Ningún plato tenía más de cuatro ingredientes. Uf...
Casi ningún plato llevaba carne. ¿Ein?
La base principal de todos los platos, era el pan. ¿Disculpa? ¿¿Pero cuánto vale el pan?? ¡El pan es un alimento básico! ¡No debe ser caro! ¿En qué momento se volvió caro el pan?
El plato estrella, escondido estratégicamente bajo un nombre con muchos apellidos, ERA PAN CON QUESO.
Que el dios de la cocina perdone tanta incultura por mi parte, pero eso lo llevan comiendo los pastores desde que se estrenó el acueducto de Segovia, y que yo sepa, nadie pagaba por él 19 eurazos de hoy.
Lo dicho. Nos toman el pelo...