lunes, marzo 21, 2011

God save the king (porque le hace falta)




- Hola, buenas tardes. Venía por el anuncio de rey.

- Ah, si, pase, paseeee (voz sibilina). Siéntese aquí, ¿está usted cómodo?

- Muy cómodo sí...

- Bien, bien...

(Silencio incómodo)

- Ejem.

- Ah, si, disculpe. Así que está interesado en ser nuestro rey, ¿no es cierto?

- Así es. Creo que respondo a los requisitos del anuncio: buena presencia, mucha ilusión, ganas de colaborar, experiencia como mandatario en pequeñas villas o pueblos... Además tengo buen ánimo y disposición. Y podría empezar ya mismo.

- Bueno, joven, no tan deprisa. Aquí tenemos ciertas normas que debe conocer.

- Soy todo oídos.

- Bueno, para empezar, me gustaría verle hacer una reverencia.

- ¿Perdone?

- Sí, sí, una reverencia. Se hace así (se lo muestra).

- No, si sé en qué consiste una reverencia (confundido). Pero me tiene usted intrigado. Creí que...

- ¿Sí?

- Bueno, al ser yo el rey...

- ¿Ajá?

- Creí que las reverencias me las harían a mí.

- (Estallando en carcajadas) Jajajajajaja!!!! Por favor, joven, qué gracioso es usted. Creo que hacía mucho tiempo que no me reía tanto.

- Em... Ya.

- Reverencias, es muy gracioso... No, verá, en realidad en nuestro reino se sigue cierta jerarquía, cierto estatus. Se reverencia a un número concreto de personalidades, a la clase noble. Gente que lleva en el reino muuuchos, muchos años, e hizo muuuuchas, muchas cosas.

- Ah, entiendo. Como sabios.

- Más o menos.

- Bien, ¡estoy deseando conocerles y aprender de ellos!

- En realidad, no creo que les vea tan a menudo. La verdad es que suelen viajar bastante, y ya sólo visitan el reino una o dos veces al año.

- Vaya... Pero seguro que hacen grandes cosas, ¿verdad? Grandes prodigios de los que aprender.

- Solían, aunque la gran mayoría están un poquito oxidados.

- Ya veo (pensativo) Y entonces, ¿a qué se dedican exactamente?

- MMMMmmbbbueno, básicamente disfrutarán de las fiestas que se organicen en palacio, beberán mucho vino y criticaran su política.

- ¿Y les reverenciamos por eso?

- Así es. Siempre ha sido así, y aquí nos tomamos las costumbres muy en serio. Son parte de nuestra cultura, nos enriquecen. Si espera ser nuestro rey, espero que respete nuestros hábitos.

- Por supuesto, por supuesto... Oiga, pero aunque no me reverencien, supongo que me tendrán cierto respeto.

- Eso debe ganárselo con el sudor de su frente.

- Lógico. Aún así, teniendo en cuenta que la remuneración es...

- Ninguna.

- Eso, ninguna. Supongo que serán benévolos en su valoración de mi buen hacer, ¿verdad?

- ¡En absoluto! Sepa que ser nuestro rey es todo un honor. Aquél que desee gobernarnos deberá demostrar que es digno de hacerlo.

- Ah, sí, eso me recuerda que tengo muy buenas ideas para el gobierno. Había pensado en cambiar la forma de recogida de los impuestos.

- Hummm... No sé si eso le será posible.

- ¿Establecer alianzas con el reino vecino?

- No.

- ¿Incentivar la cría y venta de ganado bovino para depender menos de la importación.

- No.

- (Desesperado) ¿Edificar una nueva torre de vigía? ¿Reconstruir los puentes? ¿Potenciar el comercio marítimo con la construcción de una flota?

- Mira, creo que será mejor que se olvide de la política, así en general.

- A ver si lo he entendido (poniéndose de pie, incrédulo), ¿ustedes quieren un rey que no gobierne, que no sea apreciado por las multitudes ni respetado por la nobleza, que se deje la piel sin cobrar un maravedí, que sea el blanco de todas las críticas y que además tenga buena disposición y presencia?

- Hombre, dicho así, suena fatal.

- ¿Hay algo que tenga que hacer?

- Llenar las arcas y molestar lo menos posible. También sería de agradecer un comportamiento "cristiano" ante los insultos inmerecidos, esto es, poner la otra mejilla. Ah, y si nos dejase un heredero para evitarnos los anuncios en la gacetilla local, sería estupendo.

- Pero vamos a ver, ¿para qué quieren tener un rey entonces?

- Es evidente, joven: no podemos ser un reino sin tener un rey. Está clarísimo.

- Bueno, ¿y por qué no ocupa el mando uno de ustedes, nobles de alta alcurnia?

- Por favor, ¿quién sería tan estúpido como para aceptar un trabajo así?

jueves, marzo 10, 2011

"El comemierda"






"N. del T."

(Del lat. comedĕre mierdius)

1. m. y f. En algunos ámbitos conocido como "el buenazo", en otros menos amables simplemente "el pringao". Dícese de la persona que generalmente antepone los intereses del grupo a los suyos propios, creyendo ilusamente que el grupo seguirá su ejemplo y algún día será otro el que se sacrifique por sus intereses.

Se les reconoce por su sonrisa bonachona, por su predisposición y, sobre todo, por sus ojeras. Se alimentan de la ilusión ante el posible éxito de nuevos proyectos. Como normalmente no le dan "feed"- back, tiene además que autoemocionarse para ganarse el sustento si no quiere morir de hambre.

El comemierda común suele rodearse de personas que se caracterizan por tener los labios prominentes o bien la piel seca y curtida (es decir, con mucho morro o cara dura). Es habitual en él disculpar al ciudadano común cuando le hace un feo tras otro alegando excusas genéricas como "su canario está enfermo" o "está cansado", haciendo además que en el sujeto éstas excusas parezcan poco menos que un tacto rectal.

Tiene capacidad para acometer muchas labores que consigue llevar a cabo exponiendo su integridad física y mental, y desconoce por completo la existencia de la palabra "no". También es un espécimen crédulo hasta lo indecible, por eso confía en la palabra de la gente cuando dice que se compromete, aunque lo habitual es que se lo pasen por una zona al sur de la espalda y acabe currando él solito.

Mantienen el sentido del humor y son capaces de sonreír incluso cuando han sido vilipendiados y ninguneados por su mejor amigo. Eso es porque también son desmemoriados.

Algunos estudios han demostrado que, al contrario de lo que la mayoría de los seres humanos piensa, los comemierda sí tienen límites. Se han dado casos de algunos que han llegado a derrumbarse con el cerebro convertido en pulpa, se han exiliado a una isla desierta para no volver jamás o bien se han entregado a un sueño profundo para recuperarse que puede durar hasta veinte años.

En algunas ocasiones son esos tipos que un dia se arman con una escopeta, se suben al campanario de la iglesia, y arremeten contra todo hijo de vecino.

Si algún día se encuentra con alguno, sea amable. El hijo de vecino se lo agradecerá.