martes, enero 27, 2009

Va por ustedes



Banda sonora (muy recomendable, sobre todo para entender bien el post): Coldplay - The Scientist Escuchar

La semana pasada fui pronto a mi clase de piano. A veces lo hago para estar un ratito practicando antes de empezar la lección. Las aulas son pequeños espacios acogedores en medio del caos de la ciudad. Fuera puede ocurrir de todo, pero en aquella habitación sólo estáis tú y el instrumento. Entre Yan Tiersen y Chopin a veces se me va la mano... de repente empecé a tocar esta canción: The Scientist, del grupo Coldplay.

Y como la música sale de lo más profundo del alma, canté. Y surgieron ante mí las cosas que últimamente me rondaban la cabeza. Llegaron a mi mente las palabras de algunas personas que decían que al leer el blog se sentían identificados. Saboreé las cosas buenas que me habían pasado en aquellos días, y también las malas. Estas últimas son las que a veces nos hacen sentir muy solos, como si nadie pudiera percibir nuestro dolor. Son pensamientos envenenados que nos dicen que a nadie le importan esas lágrimas que derramamos en las sombras de nuestra habitación.

Pero yo sé ahora, y también en cierto modo lo sabía cuando empecé a tocar la canción, que en el fondo, nunca estamos solos. Hay miles de personas en el mundo que están pasando o pasaron por lo mismo que nosotros. No les conocemos. Nunca les hemos visto la cara. Pero estamos conectados, con un hilo muy, muy finito, imperceptible. Y aunque no podamos tenderles la mano ni darles una palmadita en la espalda (tampoco nos corresponde a nosotros hacerlo) sí podemos acordarnos de ellos de vez en cuando.

En mi caso, yo quise dedicarles una canción a todos aquellos que en ese momento se sintieron un poco solos. El jueves, a las 20:11 yo me acordé de vosotros. Y aunque no sé quienes sois, ni qué aspecto tenéis, desde una calle de Madrid, con mi piano y mi voz, os acompaño, os tiendo una mano y os empujo a seguir adelante.

Post dedicado a Leticia, por "los limones y el azúcar"

lunes, enero 19, 2009

Cosas que he aprendido en estos dos días



Banda sonora (opcional): Linkin Park - Nobody's listening Escuchar


Gracias a Love Story:

- Amar es no tener que decir nunca "Lo siento".

Gracias a mi trabajo:

- Ser feliz en un trabajo es no tener que pensar nunca "Que te den por culo, guarra".

¡Que levanten la mano todo los que alguna vez han deseado convertirse en un tigre delante de su jefa/e!

miércoles, enero 14, 2009

Waterloo





Banda sonora (opcional): ABBA - Waterloo Escuchar

Napoleón era un retaco. Y, por si no lo sabíais, tampoco era extremadamente guapo. Sin embargo, no creo que hubiese tenido problemas para ligar, pues por todos es sabido que era un gran estratega.

Y ligar, muchas veces, es una cuestión de estrategia.

En el amor como en la guerra, elegir una buena táctica es vital. Si te equivocas, puedes haberla cagado para siempre. Ya no hay marcha atrás, se despedirá con un "ya te llamo yo", y no volverás a verla/e. Y todo por una mala estrategia.

Hace un tiempo lo comprobé con un chico (¿veis? Mis post están basados en experimentos reales. ¡Para que luego os quejéis de que no me esfuerzo! xD). Compararemos las dotes de Napoleón con las de él para ver qué hizo mal y qué hizo bien. El chico, al que llamaremos Lestat, fue muy majo cuando le conocí. Me dio la impresión, por lo que decía, de que yo le parecía una chica interesante, algo fuera de lo común, suficiente como para hacer un pequeño esfuerzo. Así que ese día fue muy amable y simpático, y se fue de aquel sitio con mi número de teléfono.

Enhorabuena, una estrategia clásica y bien escogida para el tanteo preliminar: ser amable, educado y simpático.

Es importante que el “enemigo” sienta la presión propia de un ejército a las puertas de una ciudad, para que no olvide ni por un momento que está “bajo asedio”. Por eso me escribió un mensaje al día siguiente para darme su número y saludarme de una forma muy curiosa que sólo entendería una persona que hubiese estado presente en nuestra conversación del día anterior. Bien hecho otra vez: Recordatorio de "aquí estoy, que no se te olvide lo que pasó ayer" y comienzo de vínculo utilizando un saludo que sólo él y yo podríamos entender.

Quedamos esa misma semana para tomar algo. Y aquí es cuando la estrategia empieza a flaquear.

Primero fuimos a ver una obra de teatro. Eso es positivo, implica en cierto modo que se ha molestado en pensar un plan original. Buena jugada.

Error: cuando estás asediando, no puedes distraerte. Si te pones a mirar lo que está pasando en el pueblo de al lado es muy probable que los habitantes de la ciudad aprovechen para huir. Es decir, se pasó la obra entera devorando con los ojos a las actrices y mirándome de reojo para ver cómo me sentaba. No sé si es que yo soy rara, pero no entiendo el proceso mental que le lleva a creer que cuanta menos atención me preste, más ganas tendré de enrollarme con él.

Después nos fuimos a tomar algo. También vino mi mejor amiga (que resultó que también estaba viendo la obra, mira tú que casualidad…). Lo mejor es llevar al “enemigo” a tu terreno para poder controlar la situación. Ponerle una trampa y que pique. Pero la trampa se pone con un dulce, algo que le tiente. Y criticar cada cosa que dice la persona con la que has quedado, no es dulce. No tienta. Es más bien algo como: “Oh, pequeña, que estúpida e ignorante eres. Déjame que te cuente la verdad sobre la vida”.

Vamos a ver, consejo universal: no seas prepotente con la persona que tienes delante, ni deduzcas que es subnormal nada más conocerla. Eso no ayudará a llevarla a tu terreno.

Cuando ves que la batalla está perdida, que parte de tu ejército agoniza, y que el “enemigo” ha conseguido refuerzos, lo mejor es pedir la paz. Agacha un poco la cabeza y procura ser cortés, para que el ganador sea benévolo contigo y puedas retirarte con un poco de dignidad. Es decir, si ya las has cagado dos veces, y la chica en cuestión está con su mejor amiga, no la insultes. No digas cosas como: “No te conozco mucho, pero me parece que debes ser un poco mandona y que siempre quieres tener razón. Debes resultar un poco insoportable”.

No sé que contraataque fue mejor: la respuesta borde de mi mejor amiga o mi carcajada. El caso es que no le dimos la paz. Le dimos dos besos por educación y me fui a casa dispuesta a borrar su número.

A juzgar por estos actos, parece que Lestat no tenía el más mínimo interés en mí. Y si no me hubiese vuelto ha llamar, sus actos habrían tenido todo el sentido del mundo. Por eso cuando intentó quedar conmigo otras dos veces, pensé que o era un poco pardo, o no tenía ni idea de estrategia.

Y esta es mi historia. Por eso creo que hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos, en el amor y en la guerra. Puede que a Lestat no se le haya dado tan mal con otras chicas, pero esto demuestra que nunca puedes despistarte, porque a todo genio le llega su Waterloo.

:)

jueves, enero 08, 2009

Memoria externa


Banda Sonora (opcional): Quique González - La ciudad del viento Escuchar


Uno melancólico, pero sólo un poco :)

Hoy no han aceptado uno de mis regalos de Reyes. La persona en cuestión tenía sus razones para rechazarlo, supongo, pero... siempre es triste.

- ¿Y qué hago con él ahora? - le he preguntado.
- Quédatelo tú - ha contestado - y utilízalo. No es algo barato, así que dale uso.

El regalo en cuestión es una memoria externa. Yo nunca he querido una, y no sé si la necesito. Algunos amantes de la tecnología me dirán: "¡Estás loca, claro que la necesitas! ¿Y si tu ordenador revienta y lo pierdes todo?" Pues no sé qué pasaría entonces. Pero me ha dado por reflexionar.

La persona que ha rechazado mi regalo lo ha hecho en parte porque quiere sacarme de su vida. Algunos lo llaman "pasar página". Hay personas que son incapaces de hacerlo. El perder el contacto, aunque sea durante un cierto tiempo, con alguien a quien han querido (y quieren) mucho supone un esfuerzo tremendo. Hay otras personas que de lo que son incapaces es de olvidar si tienen que mirar a la cara a la persona cuyo recuerdo tratan de sacudirse tan desesperadamente como nos sacudimos el agua de encima al salir de una piscina. A mí me parece una enfermedad muy parecida, y en esos casos un disco duro externo puede ser un paliativo.

La memoria externa cumple una doble función: almacena y deja espacio. Si nuestros ordenadores son un reflejo de nuestras vidas, todas las fotos, los e-mails, los recuerdos, pueden resultar dolorosos. En ese caso la memoria externa puede ayudar sacando de nuestro ordenador aquellas cosas que no queremos ver, porque suponen un duro golpe cada vez que nos cruzamos con ellas sin querer (o queriendo, hay gente muy masoquista). Por otro lado, los recuerdos no se pierden para siempre en el olvido, y si algún día recuperamos las fuerzas y nos sentimos nostálgicos podemos recurrir a ellos para refrescarnos la memoria. E incluso podemos sorprendernos a nosotros mismos sonriendo al recordar alguna anécdota.

Ojalá la vida fuera tan sencilla como hacer limpieza en el PC. Pero no es un mal comienzo en cualquier caso.

No sé... quizá utilice el regalo.

Post y música dedicados a Idas.